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El futuro socialista del petróleo venezolano se ve en el presente socialista del azúcar cubano

Entre la toma del poder del socialismo en Cuba y el colapso de la URSS, una economía socialista empobreció y debilitó esa “vitrina del socialismo” que ocultaba buena parte la descoordinación e improductividad con subsidios soviéticos.

El bloque oriental subsidió al satélite caribeño con  subvaloración –respecto a precios internacionales– de exportaciones a Cuba. Y sobreprecio del azúcar que importaban. Solo por sobrevaloración del azúcar los soviéticos trasfieren a Cuba de 1961 a 1988 19 billones de dólares.

La URSS fue una superpotencia militar de extensa geografía, población y recursos naturales. Sobre  una pequeña e improductiva economía socialista, inviable a largo plazo. Su caída concluyó el subsidio soviético a Cuba. Y la realidad socialista cubano fue visible. En la industria azucarera fue notable.

La producción de azúcar cubana cayó de los 7 millones de toneladas –aproximadamente 7% de la producción mundial– al millón de toneladas –menos del 1% de la producción mundial–. Cayó número de hectáreas cosechadas y rendimiento por hectárea. Producción y productividad.

En 1958 Cuba surtía 37% del mercado de azúcar de EE.UU. con 161 centrales azucareros –62% propiedad de cubanos 36% de estadounidenses–  En 2011 quedaban 51 centrales –todos del Estado cubano– Únicamente 39 en la zafra del año. La industria azucarera cubana –la que Fidel Castro anunció que con socialismo produciría más de 10 millones de toneladas anuales y quintuplicaría su productividad– está cerca de desaparecer.

La historia de la rápida destrucción socialista de la industria petrolera venezolana es similar. Pero Venezuela no ha recibido subsidios de una potencia socialista que la use como vitrina. En medio de la profunda destrucción económica estructural mediante el socialismoSubsidia a Cuba. Y al proyecto de expansión continental de la Habana: el Foro de Sao PauloEl socialismo es un error de hecho y colapsará en cualquier economía en que se implante. Transferencias de recursos decrecientes entre unos y otras economías socialismos pueden acelerarlo o retrasarlo.

En una entrevista sobre el libro de Roberto Ampuero y Mauricio Marrero, Dialogo de Conversos, el hoy Canciller Chileno explicó que una diferencia entre quienes –como Marrero– había militado en partidos revolucionarios aliados del comunismo. Y los que –como él– estuvieron en partidos comunistas oficiales –disciplinadas secciones del PCUS– Fue que entre únicamente entre los segundos se supo que la URSS no podía sostener otra Cuba.

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En Venezuela vemos caída sostenida de la producción petrolera –falta de mantenimiento e inversiones– En mayo se reportaba en la prensa caída de entre 90 mil y 150 mil barriles semanales. Se estimaba –ya entonces– que para el millón 490 mil barriles diarios que PDVSA debía despachar en compromisos de exportación, dispondría de poco más de 694 mil barriles diarios.

Y no es peor por caída del consumo interno de combustible –resultado de la caída de actividad económica– que se explica porque junto al precio interno de gasolina equivalente a regalarla, sufrimos escases de lubricantes y repuestos. Desapareció más de la mitad del PIB. La planta industrial instalada opera a menos del 50% de su capacidad.

Y la generación eléctrica ya no permitiría encender más que eso. Del consumo interno se descuenta el contrabando fronterizo de gasolina por el gigantesco diferencial de precios. Aunque el severo racionamiento de combustible en las estados fronterizos hace al contrabando concesión material de quien raciona.

La OPEP informa una producción de Venezuela por un millón 533 mil barriles diarios en mayo. El informe aclara que reportada por fuentes externas sería un millón 390 mil barriles diarios.

PDVSA debe petróleo –ya pagado con mercancía importada y/o créditos para importar– a China. Debe petróleo –se estima que menos– a empresas rusas. Lo único cobraría en divisas es lo que exporte a EE.UU. e India. Volúmenes entre  300  y 400 mil barriles diarios a EE.UU –principalmente a su filial Citgo– y poco más de 300 mil barriles diarios a India.

A China PDVSA estaría despachando no menos de 300 mil barriles diarios por deuda. El objetivo anunciado fue del millón de barriles diarios a China para renovar y ampliar créditos con nuevas importaciones. No está ocurriendo. PDVSA carece de crudos necesarios para procesar en refinerías locales e importa combustibles para generación eléctrica. De la que a su vez depende producción y refinación.

Hoy el crudo de PDVSA navega el Caribe bajo amenaza de embargo por Conoco Phillips. Deuda de 2 mil millones de dólares –menos de la mitad de la última oferta de PDVSA en arbitraje– compromete terminales marítimos –y la refinería Isla– en Curazao, Bonaire y San Eustaquio. En condiciones normales PDVSA podía pagarlo. Ofrecía más en arbitraje. Pero no estaba en capacidad de garantizar el pago ofrecido. Ni él de lo sentenciado.

La reserva de bitúmenes y crudos pesados en la faja del Orinoco permitiría recuperar la producción. Pero los proyectos de Orimulsión –otrora exitoso combustible alternativo al carbón o combustibles líquidos más costosos para plantas termoeléctricas– se abandonaron por orden de Chávez. Y la capacidad de las plantas mejoradoras de crudos de la faja está tan comprometida por desinversión y descoordinación socialista como el resto.

Revertir la caída de la producción implica inversiones –en la faja y pozos marginales todavía aprovechables– Pero a márgenes de rentabilidad menores a los exigidos por la corrupción socialista regional. A corto plazo no sería imposible que reviertan en algo la caída captando inversiones foráneas de muy alto riesgo. Insostenibles a largo plazo. De seguir bajo el socialismo revolucionario suficiente tiempo, la industria petrolera venezolana sufrirá el mismo destino de la industria azucarera cubana. Transformarse en chatarra y reducirse a la insignificancia. Los signos ya están a la vista

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